21 junio, 2014

La reforma del IRPF, una tomadura de pelo

Cada cual es tan libre como se pueda ser en estos tiempos oscuros para interpretar las novedades sobre el IRPF que ha difundido el Gobierno -o aceptar interpretaciones, mediáticas o no, más o menos interesadas-, pero de entrada debería aparcar la idea de que los más beneficiados por la nueva normativa son quienes perciben menores salarios, que es lo que el Ejecutivo vende. De entrada, el hecho de que quienes ingresan anualmente hasta 12.450 € coticen al 20% es más que elocuente acerca de la 'filosofía' que ha presidido esta reforma (*).

En las actuales circunstancias las personas de ese nivel (889 € en catorce pagas, en cada una de las cuales les serán retenidos 177,8) deberían estar exentas, pues son las más atribuladas por el incremento del IVA, de las tasas de todo tipo, del precio de la electricidad e incluso las multas brutales que este Gobierno ha decidido implantar con más intención recaudatoria que correctiva. Se me dirá que Hacienda les devolverá la integridad de lo retenido, pero lo hará a ejercicio vencido. Mientras tanto el Estado se estará financiando mes a mes y año a año sobre las espaldas de los más débiles. Y sin pagar intereses.

Otro tanto se puede decir del siguiente y nuevo nivel establecido (de 12.450 a 20.000). El vigente anteriormente cubría desde 17.707 a 33.007, demasiado extenso y por lo tanto injusto. El actual, sin embargo, engloba de hecho casi todo el primer nivel de la normativa anterior, y el supuesto descenso en la base imponible se transforma realmente en una subida del 0,25%. ¿A quién poretenden engañar?

En los tres niveles siguientes de la tabla es donde realmente está el 'quid' de la reforma del PP, las rebajas de mayor entidad y su más descarado guiño electoral, dirigido claramente a las clases medias, a su clientela habitual, ahora parcialmente desencantada. Por si quedase alguna duda al respecto, las rebajas no sólo son del 10% en dos años para quienes oscilen entre 20.000 y 60.000 €, sino que desaparecen del cómputo, como por arte de magia, dos de los niveles previamente existentes, y el límite máximo queda establecido en esos 60.000. Quienes ganen más -entre los que se hallan algunos de los mayores beneficiarios de la crisis económica- compartirán una base imponible común del 47%, que además no pagará ninguno.porque los que tienen el estatus de 'superricos' cuentan habitualmente con los servicios de los grandes especialistas en triquiñuelas.

La nueva reforma fiscal del PP rompe simultáneamente, y de modo descarado, con dos de los criterios principales de la Constitución en relación con los impuestos: el de proporcionalidad y el de progresividad (Artículo 31). Llueve sobre mojado. Esto es una burla más al conjunto de los ciudadanos, pero muy especialmente a los menos favorecidos.



(*) Para una mejor comprensión de este post, sugiero mantener a la vista la tabla reproducida arriba.
Ilustración: Grafía publicada por 'Público'

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