12 octubre, 2012

Breve

La UE, ¡Premio Nobel de la Paz! - Algunas de las decisiones adoptadas a lo largo de su historia por los jurados que deciden los premios más famosos y cotizados del mundo parecen presididas, a veces, por un criterio tan particular como discutible (véase el otorgado en Literatura al ignorado Mo yang, o el que en su día distinguió al hiperminoritario y mediocre Isaac Bashevis Singer). Otras veces lo que destella tiene más que ver con un humor sarcástico muy difícil de compartir. Los motivos que justifican la concesión del Nobel de la Paz a la UE son tan peculiares como el acercamiento entre Francia y Alemania -que fue obra personal de Adenauer y De Gaulle, si no recuerdo mal-; otro es la contribución a la democracia y la paz en el sur y el este del continente (mejor olvidamos Yugoslavia).

La paz no es sólo la ausencia de guerra, como nadie ignora, sino un estado de cosas que se refleja en todos los órdenes de la realidad. Ignorar en estos momentos la grave alteración de la paz social que se está produciendo en el seno de la 'filantrópica' Unión, como consecuencia de las divergencias, los egoísmos nacionales y la priorización exclusiva de lo económico, para premiar discutibles méritos pasados es algo más que un cruel sarcasmo; es una estupidez y una provocación.

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