Fiasco levantino.-
Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que la Comunidad Valenciana, con
el mayor índice de crecimiento económico de España, aparecía como el
paradigma a imitar. Camps y sus gentes eran presentados como
padres-modelos de una gestión eficaz y nadie parecía (o quería) ver que
el gigante tenía los pies de barro; que aquella euforia, aquel derroche y
aquella chalanería no podían conducir a nada bueno. Hoy la Comunidad
Valencia está en quiebra y la etiología del mal se pone en evidencia,
por más que la atención pública se focalice en la minucia de unos trajes
regalados.
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