23 junio, 2008

Tu no tienes 'na' (La informática como propiedad virtual) y III

En numerosas películas sobre la mafia hemos tenido ocasión de conocer una de las prácticas recaudatorias más gratas a la 'honorable hermandad': la venta de protección. Generalmente la historia comienza con unos simpáticos personajes visitando un negocio no necesariamente próspero para convencer a su dueño de la imperiosa necesidad que tiene de protegerlo contra toda amenaza. Si el dueño argumenta que se basta solo y que nunca ha tenido un problema realmente serio el tono de los visitantes cambia y comienzan las insinuaciones acerca de lo que se trata en realidad.

Tal vez concedan a la víctima un pequeño periodo de reflexión, al cabo del cual vuelven a visitarle en una actitud mucho menos conciliadora. El tono se torna ya abierta o veladamente intimidatorio y si el potencial contribuyente insiste en su rechazo le advierten de que no tardará en lamentarlo. Y así es. La violencia vandálica está a punto de hacerse presente y al resistente no le quedará otro remedio que rendirse si quiere mantener a salvo su negocio.

A alguien le parecerá exagerado que compare la protección mafiosa con la que se ofrece en el negocio informático en forma de asistencia técnica o protección 'imprescindible' ante riesgos en principio nada obvios, pero el 'razonamiento' previo a la venta del servicio de protección es el mismo. Los problemas, las amenazas, son reales. Especialmente si se carece del CD de instalación del sistema operativo y si se tiene (lo cual es una experiencia muy común) un conocimiento muy limitado de lo que uno ha comprado realmente. El propietario virtual de informática -tanto más virtual cuanto menos extensos sean sus conocimientos-, se halla bajo una amenaza permanente de sufrir averías o 'cuelgues' incomprensibles y de perder irreversiblemente los datos que tenga en su ordenador, si no ha hecho copia de ellos.

Además, en muchos casos tendrá su equipo inutilizable durante una temporada, pague o no pague una asistencia técnica, pues los responsables de ella hacen todo lo posible para evitar su acción, desde remitir al usuario a una web de soporte que nada soluciona a echarle la culpa a algún elemento de hardware que éste haya instalado. La culpa, sin embargo, suele estar en las 'secretas' complejidades de un sistema operativo aparentemente diseñado para todo y que sale instalado de fábrica (o de tienda), pero no configurado del modo adecuado, pues suele tener habilitados servicios inútiles que generalmente causan problemas, y preinstalados programas a prueba que, por definición, se cargan en el arranque, ocupan memoria y dan el cante.

Quienes insistan en considerar exagerado el paradigma mafioso que he utilizado tal vez reconsideren su idea ante el siguiente ejemplo, que he sufrido en primera persona: pocos días después de comprar mi nuevo ordenador le instalé un programa antiespía en el que tengo mucha confianza, pues, aunque generalmente lo que detecta son cookies carentes de peligro pero que espían minuciosamente nuestros hábitos de navegación con fines comerciales, en varias ocasiones ha interceptado algún troyano que había sido ignorado por el antivirus.

En la primera pasada del programa, junto a las previsibles cookies, marcó un archivo con la extensión 'exe', alojado en un directorio temporal, y cantó la siguiente (aproximada) información: “programa que genera falsas alarmas de seguridad con el fin de instar a la compra de un programa antivirus”. Estupefacto e inquieto, pero aún más curioso, localicé el archivo e investigué sus propiedades. El padre de la perniciosa 'criatura' era Symantec, la empresa de software de protección creadora, entre otros programas 'imprescindibles', de 'Norton 360', que venía preinstalado a prueba por gentileza del fabricante del ordenador, Acer, junto a Microsoft Office.

Mi reacción inmediata fue desintalar el programa de Symantec, que, pese a lo que parezca, no se desintala entero pues considera como elemento aparte 'LiveUpdate', pese a que no lo es en absoluto, y que tambén hay que desintalar aparte para tener la certeza absoluta de que uno se ha deshecho del incordio. Pocos días después le siguió Microsoft Office. Esas decisiones y la revisión de los servicios, deshabilitando algunos y pasando otros de 'automático' a 'manual', puso fin a los pantallazos azules que me quitaban el sueño. Tal vez ahora se entienda mejor mi recomendación del primer capítulo en el sentido de que el comprador exija la deinstalación de los programas a prueba que pueda traer el ordenador que se compra. Suelen ser falsos amigos.

Creo que las reflexiones y los hechos que vengo relatando ponen en evidencia una negativa evolución de la informática ante la que los usuarios nos hallamos indefensos. El ordenador ha pasado de ser un amigo a convertirse en un sospechoso habitual. El abuso ha devenido un hábito y la salud económica del negocio informático se fundamenta cada vez más en la generación permanente de inseguridades.

Hoy un usuario común y corriente necesita un buen programa de backup y al menos una segunda unidad de disco, externa o interna para volcarlo; un antivirus eficaz, de actualización casi diaria, y que generalmente funciona por suscripción (o lo que es lo mismo, alquiler), un antispyware y un antispam para el correo y... mucha suerte. No viene mal tampoco un programa de mantenimiento, como 'Tune up', que controla los riesgos para el equipo que puede suponer -por ejemplo- un registro sobrecargado y fragmentado y facilita un mejor funcionamiento, 'afinando' el sistema mediante diversos recursos, como la evitación de que se carguen en el inicio un exceso de programas o utilidades que ocupan (y bloquean) una cantidad enorme de memoria RAM.

Todo ello lleva el coste de la llamada 'informática doméstica' a un punto bastante desorbitado e impropio. Los estados deberían mantener una mayor vigilancia y establecer sanciones disuasorias para el uso de prácticas abusivas cada vez más frecuentes por parte de las empresas, pero no lo hacen. Las asociaciones de consumidores tampoco parecen considerar, aún, estos problemas como relevantes.

Insisto: estamos indefensos. Y cada día más. Los nuevos hábitos del negocio -especialmente en el software- no sólo atentan contra nuestra libertad, nuestra propiedad o nuestra privacidad, sino que, deliberadamente, generan gastos (para ellos beneficios) indebidos y nos asedian con inseguridades inaceptables.

Leer online: http://laspiral.blogspot.com

15 junio, 2008

Tu no tienes 'ná' (La informática como propiedad virtual) II

Steve Ballmer y Bill Gates, ahora 'filántropo'. El poder siempre sonríe por algo.

Creo que lo relatado en el capítulo anterior acerca de la obsolescencia forzada de mi scanner y de mi disco duro externo puede ilustrar, al menos parcialmente, el título que he dado a esta serie. Si yo tuviera un solo ordenador, este Acer recién comprado, resultaría que, con su compra, habría perdido esos dos valiosos periféricos, cuyos fabricantes han decidido no crear controladores compatibles con el sistema operativo Vista. No es así porque conservo otros dos Pcs (si es que se puede decir que conservo el Dell averiado) con XP Pro instalado, pero no era mi propósito conectar a ninguno de ellos un scanner y si lo hago deberé comprar otra impresora y trasladar ambos periféricos al estudio. En resumidas cuentas: mi libertad de elección ha sido violentada.

Cuando Microsoft da a luz un sistema operativo nuevo hay una gran excitación y alborozo en el mundo del hardware. Todos están convencidos -con razón- de que el nuevo engendro, cuya creación no obedece generalmente a necesidades objetivas y mucho menos masivas del mercado, va a mover las ventas y a ser una fuente providencial de beneficios. De hecho la excitación y los preparativos en el muindo de los fabricantes de ordenadores se inicia con bastante antelación e implica también al mundo de los procesadores, dado que Intel y Microsoft trabajan codo a codo para mantener su evidente hegemonía en el mundo informático.

Cuando la empresa de Bill Gates detalló las características de Windows Vista una parte significativa de los expertos y críticos de prestigiosas publicaciones especializadas y webs y blogs de ese mismo carácter expresaron reticencias y críticas significativas. Nadie le veía sentido, desde casi cualquier punto de vista, al lanzamiento de un sistema operativo completo que sólo añadía más pitos y flautas a XP, lanzado apenas cinco años antes y que tal vez es el sistema más sólido y fiable que Microsoft haya creado nunca.

Inútiles prevenciones. Vista viene preinstalado en todos los ordenadores nuevos (sin disco de instalación en muchos casos, como en mi Acer). XP ha dejado de ofrecer actualizaciones. Es decir, estamos ante el típico 'no te digo que te vistas, pero ahí tienes la ropa'. El mercado manda, nosotros obedecemos.

Vista, excediendo ampliamente el concepto tradicional de lo que es un sistema operativo, introduce tecnologías invasivas que nada tienen que ver con el normal funcionamiento de un ordenador, pues están instrumentalizadas al servicio de intereses empresariales, no sólo ajenos sino también hostiles a los usuarios. La Gestión de Derechos Digitales (DRM) y la eufemística Computación Confiable (Trusted Computing) constituyen de hecho omnipotentes spywares (programas espía) que no sólo vigilan lo que hacemos en “nuestros” ordenadores, sino que, según de qué se trate, lo impiden.

Otra aportación decisiva contra las libertades individuales es la WSPP (Windows Software Protection Platform), destinada en exclusiva a proteger los intereses de Microsoft y a hacerlo por la brava tras formular algunas advertencias ambiguas sobre la conveniencia de desinstalar determinado programa y sustituirlo por uno legal. Hasta qué punto llega en su venganza contra el réprobo lo ignoro, pero considero más que probable que su 'vendetta' conduzca en algunos casos a la inutilización del ordenador previa manipulación del sistema operativo.

Microsoft nos lo dice con una elocuencia insuperable por más que envuelva su puño de acero en un guante de seda: “¿Es este tu ordenador? ¡Eso crees tu!”

Estoy muy lejos de defender la piratería, pero aún estoy más lejos de justificar las vulneraciones de derechos individuales y colectivos avalados por todas las constituciones democráticas. Microsoft es bien conocido por su tendencia a abusar de su posición en el mercado y ha sido sancionado por ello. Sin embargo, su alarmante inclinación a erigirse en Gran Hermano omnipresente y vindicativo no parece inquietar suficientemente a quienes son garantes de los derechos de las personas: los estados. No sabemos con exactitud lo que el gigante de la informática hace, pero la potencialidad que tiene para actuar de modo ilegal e impune produce escalofríos.

Alguien dijo -o escribió- alguna vez que Windows es un virus. Lo dijo o lo escribió cuando todavía el sistema operativo de Microsoft no era lo que ha llegado a ser. A mi me pareció entonces una boutade que pensé generada por algún fanático de Apple. Ahora, sin embargo, no me parece ninguna exageración. Si actúa como un virus y puede causar los mismos daños es que es un virus.

Ahora lo que hace falta es un antivirus, o más precisamente un programa que espíe al virus Windows y tome nota puntual de todas sus actividades inquietantes o ilegales, de modo que cuando haga lo que legalmente no debe hacer se puedan llevar las pruebas ante un tribunal y los autores del virus pagen los daños y sean forzados a reprimir sus ansias. Se trata de una de las empresas más poderosas del planeta, no de un estudiante de ingeniería informática con problemas de personalidad. Aunque, bien pensado, es posible que tanto poder llegue a afectar al equilibrio psicológico y a la conciencia moral.

Sólo diré que estoy considerando seriamente la posibilidad de pasarme al sistema operativo Linux, al menos para mi ordenador doméstico. Creo que ahora está ya bastante maduro y yo también. De otro modo puede que me pudra de asco e impotencia.

Continuará.


11 junio, 2008

Tu no tienes 'ná' (La informática como propiedad virtual) I

Esto, que en principio se plantea como una explicación de mis ausencias de los últimos tiempos, es también -inevitablemente- una diatriba contra los rumbos más recientes del negocio informático.

De entrada, mis disculpas para quienes no entiendan el lenguaje más o menos técnico que tengo necesariamente que emplear. De salida, algunas recomendaciones previas para compradores y usuarios de informática (software y hardware porque ambos son cómplices): medite la compra de un ordenador tanto (o más) como una decisión matrimonial; revise sus convicciones de que lo caro es bueno, sin sustituirlas por las contrarias; exija el disco de instalación del sistema operativo y también que le desinstalen los programas 'a prueba' preinstalados; si tiene conocimientos sólidos de informática, o un buen amigo o pariente cercano que los tenga, opte con su consejo por un ordenador a medida, con la placa base, el procesador, la memoria y el disco duro que prefiera, opción que aún ofrecen algunos vendedores.

Si opta por un ordenador de marca, espere un mínimo de seis meses desde su aparición en el mercado para comprarlo y haga entonces una búsqueda del modelo en Google. Tal vez decida finalmente no adquirirlo. En cualquier caso, exija el mayor detalle posible sobre todos sus elementos principales (placa base, mucho más importante de lo que parece; disco duro; memoria RAM y sólo en último término el procesador). Cerciorese de que no se lleva a casa un enemigo. Revise los contratos de garantía y asistencia con lupa (a veces es literalmente necesario). Finalmente, si es creyente rece todo lo que sepa.


Michael Dell, otro 'chico listo' made in USA.

Hace muchos años -empiezo a pensar que demasiados- que lidio con la informática, tanto en mi trabajo como en mi casa o en mi estudio. Al día de hoy, descontando el que 'me ayuda' a ganarme el pan, tengo cinco ordenadores, pero he de matizar que uno está muerto, otro (un Pentium 3) es manifiestamente obsoleto y un tercero guarda en las entrañas de su disco duro, ahora inaccesible, algunos de los programas más caros y de los documentos más queridos, entre ellos todos los posts de mis blogs.

Ciertamente, la última catástrofe (la muerte de mi ordenador doméstico) no me cogió desprevenido. Seis meses antes de su fallecimiento había realizado un backup completo. Tras hacer comprobaciones exhaustivas para certificar sin lugar a dudas el deceso, me traje del estudio a casa un Dell Dimension 9200 comprado en septiembre de 2006 con el hipotético destino de ser destinado al trabajo con vídeo y que no había tenido mayor uso desde entonces, por falta de tiempo, que la instalación de un tarjeta Firewire para la adquisición de vídeo y unos cuantos programas (legales y nada baratos).

Ese y el encendido esporádico para cerciorarme de que funcionaba había sido todo el 'desgaste' que había sufrido el flamante Dell, al que volqué el backup del difunto (sólo programas y documentos, preciso). Tras algunos días de funcionamiento normal y de relax espiritual y físico para mi empezó a dar problemas, con una deprimente proliferación de pantallas azules que nada aclaraban sobre las causas. Finalmente dejó de arrancar, argumentando que faltaba o se había corrompido un archivo llamado 'hal.dll', nombre de mal augurio que me hiizo evocar al siniestro ordenador protagonista de cierta odisea espacial. Era preciso reinstalar ese archivo.

Intentaré hacer el cuento (en ralidad tragedia porque, con los parámetros dados, el destino estaba escrito) lo más corto posible. Tras comprobar que los estúpidos de Dell habían decidido dar al disco duro (Western Digital, 320 Gb, 7.200 rpm, según especificaciones de fábrica) un formato Raid 0 so pretexto de hacerlo más rápido, tuve que enfrentarme a la BIOS más absurda que he encontrado hasta la fecha. Si no existiera tendría la misma utilidad: ninguna. Una búsqueda exhaustiva con Google me permitió documentar el montón de problemas que los usuarios tenían -y tendrán- con este puñetero ordenador, el inexplicable formato Raid 0 y la estúpida BIOS.

De entrada, para poder utilizar la consola de recuperación de Windows (denominación más bien eufemística) fue preciso cambiar el disco duro en la BIOS de Raid 0 a simple SATA. Así, tras no pocos ensayos estériles, logré visionar el disco duro utilizando comandos (quién lo iba a decir) del viejo DOS, el sistema operativo que hizo la fortuna de Bill Gates. Resulta que además de la habitual (C) había otras dos particiones, denominadas I y J (las letras entre D e I están asignadas a los lectores de tarjetas, otra milonga). La unidad I, que al parecer debería funcionar, entre otras cosas, a modo de 'disketera' interna, de la que el sistema carece, se había ido al carajo y era irrecuperable, según certificó un análisis con el comando del DOS Chkdsk.

Por dos veces instalé un disco duro SATA e intenté cargar Windows XP en él con la ingenua intención de copiar los archivos del disco Raid 0. Fue inútil. Llegado un momento de la instalación del sistema operativo ésta se detenía por un supuesto error en un dispositivo de E/S (entrada/salida). Y subrayo 'supuesto' porque tanto el disco duro SATA como el CD del ordenador funcionaban sin problemas. Todo indica que la 'ingeniosa' BIOS de los 'ingenieros' de Dell es algo así como la carabina de Ambrosio, o bien, que sin advertencia expresa, predetermina que sólo se pueden utilizar discos Raid 0 o que estos -aunque no se carguen en la BIOS- no pueden coexistir con otros formatos.

En definitiva, el usuario, por grandes que sean sus conocimientos y empeños, queda a merced del servicio de asistencia (de pago, claro) de Dell. He preguntado cómo funciona y me han dicho que, en un caso como el mío, acaba remitiéndo a algún servicio de asistencia local, aparentemente no vinculado a la multinacional estadounidense, lo cual no es precisamente una garantía de nada. En cualquier caso, me tienen agarrado por salva sea la parte, así que cuando se me pase el berrinche llamaré a un 902 de nuestros pesares y asumiré las consecuencias crueles de los signos de los tiempos: la indefensión y el abuso.

El sábado pasado, exhausto y cabreado tras mi último intento de recuperar el disco duro del Dell, me arranqúe hacia PC City y me traje a casa un Acer Aspire 3610, con Windows Vista preinstalado y sin disco de instalación (por lo visto es la última moda), 3Gb de RAM y un disco duro de 250 Gb. Casi la cuarta parte de lo pagado lo es por un contrato de 'asistencia' que da derecho a un chequeo anual (¡). Temo que puede haber sido otra mala idea, como la compra del Dell. De momento, me ha jubilado el scanner (HP), que no tiene drivers para Vista (*) y algo feo le ha hecho a mi pendrive, que desde que lo conecté ha dejado de funcionar. Tampoco hay drivers para Vista de mi disco duro externo Fujitsu Handy Drive, que guarda algunos de mis programas de instalación comprados online. Hay que vender, vender, vender. Pese a quien pese y caiga quien caiga.

Para colmo ya me ha dado dos pantallazos azules en el momento de apagar, lo que me ha llevado a optar por 'suspender' en lugar de apagar, decisión que habré de revisar tan pronto como pueda. Cada vez que lo enciendo cruzo los dedos y maldigo a Murphy, cuyas leyes son de especial aplicación a la informática que nos posée.

(*) No me rindo con facilidad, así que días más tarde emprendí una exhaustiva búsqueda en Google. Suponía razonablemente que compartía mi problema con miles de personas en todo el mundo y esperaba que alguno hubiera dado con una solución. Y así era. Mi scanner es un Scanjet 4300C, pero imagino que esta solución puede servir para otros modelos e incluso para otro tipo de hardware cuyos fabricantes han tenido la desvergüenza de precipitar la obsolescencia de sus productos negándose a actualizar los drivers.

El procedimiento es tan simple que seguramente dificulta la posibilidad de que a alguien se le ocurra intentarlo. Bájese los drivers de su modelo. En el caso de mi scanner, el ejecutable es sj657en.exe. Póngalo en marcha con un doble clic. Luego trasládese, mediante el Explorador de Windows al directorio 'Hewlett Packard' en la carpeta 'Archivos de Programa'. Vaya a la carpeta 'HP Precission Scan' y abra en su interior la carpeta 'Precision Scan LTX'.

Dentro de esa carpeta debe hacer esta operación en cada archivo 'exe': abra 'Propiedades' pulsando con el botón derecho; pulse la pestaña 'Compatibilidad' y marque la opción 'Ejecutar este programa en modo de compatibilidad para... Seleccióne Windows XP (Service Pack 2). Cuando haya terminado el proceso en todos los 'exe' conecte el scanner y pruebelo. ¡Funciona!

La próxima vez que arranque Vista le notificará que ha detenido la carga del archivo 'hpupdate.exe' en el inicio. Vaya al Panel de Control y luego, sucesivamente a Herramientos Admnistrativas y Configuración del Sistema. Pulse la pestañá Inicio de Windows y desmarque el archivo incordiante.

Ahora, ya en modo recochineo, diríjase a http://hp.com. Busque el software para su scaner con Vista y cuando aparezca esta leyenda...

If you are using the Windows Vista operating system on your computer, please consider upgrading to a newer HP product that is supported on Windows Vista. HP has numerous products on the market that support Windows Vista.

... suelte una sonora carcajada y haga un corte de mangas. Relaja mucho. Shame on you, HP!

Continuará.