Siempre Alemania.- La del alba sería cuando los ministros de Economía de la
UE, tras catorce horas de discusión, llegaron a un acuerdo sobre el
delicado y polémico asunto de la supervisión bancaria. Si la decisión se
hubiera dejado exclusivamente en manos de Alemania desde el principio el resultado no habría sido muy
diferente. Tecnicismos aparte, el tema crucial, la determinación de
quiénes van a ser supervisados, estableció que
sólo lo serán las entidades cuyos activos superen los 30.000 millones
de euros, lo que excluye - tal como Schauble y Merkel querían - a los
bancos de los landers alemanes. Para nadie es un secreto que dichos
bancos se hallan en una delicada situación, similar a la de las Cajas de
Ahorros españolas, pero Alemania rechaza que los detalles de su ruina
sean sometidos a escrutinio, no sea que se pidan medidas como las que
ella misma gusta de dictar cuando el 'enfermo' está fuera de sus
fronteras.
España y Francia, que querían que la supervisión no excluyera
a nadie, han perdido una vez más. Mientras tanto, las temibles agencias
de calificación ni ven ni oyen ni dicen nada negativo sobre la economía
teutona. La razón es tan simple como injusta: Alemania manda y el que
manda siempre tiene razón, haga lo que haga.
(Foto: Herr Wolfgang Schäuble, el lisiado de acero.)
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