Dice el gobierno de la Comunidad de Madrid que no va a privatizar nada,
sino que va a "externalizar" la gestión de seis hospitales y veintisete
centros de salud. El 'palabro' es un burdo barbarismo tomado del inglés
con elocuente servilismo y falta de criterio [external (externo),
externalize (externar)]. Y en este caso se trata de un eufemismo impresentable,
una engañifa para ingenuos.
Habitualmente,
cuando las empresas externizan algo - lo cual suele ser preludio de
otros males, especialmente para las plantillas -, se trata de algún
servicio, función o departamento, nunca de la gestión, que retienen
siempre los propietarios o aquellos en quienes la han delegado. Cuando
se entrega la gestión de lo público a manos privadas lisa y llanamente
se está privatizando lo público y se hace, además, de modo descarado,
empezando la casa por el tejado.
Quien tiene en sus manos la gestión
inevitablemente decidirá desmantelar lo que se le entrega, bien
provocando la obsolescencia, incompetencia o falta de productividad de
lo que se le ha dado a gestionar, bien condenando a condiciones
draconianas a los trabajadores con el mismo propósito. Toda
privatización de lo público es un robo a la propiedad común de los
españoles; un hecho intolerable por mucho que se utilicen eufemismos y
paños calientes para quitarle importancia.
Y esto no ha hecho más que
comenzar. Las privatizaciones son el objetivo real de las políticas de
austeridad que están arruinando a los españoles y devolviendo a la
sociedad a realidades no sólo predemocráticas sino también pre-guerra
civil.
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