Luz de gas
El boom de la producción de gas de esquisto ('shale gas')
mediante fractura hidráulica ('fracking') en Estados Unidos no sólo tiene
las conocidas e inquietantes consecuencias medioambientales que se
derivan del empleo de esa agresiva tecnología. Además, por razones
estricamente económicas, una parte considerable del gas que se extrae es
quemado y las luces de esos incendios son ya claramente
visibles e identificables por la noche mediante satélites artificiales.
Al parecer, la baratura del gas 'no justifica', en términos de
rentabilidad, la construcción de gasoductos o depósitos. Por eso, a la espera de que sea transportado en camiones, se
quema el excedente de modo constante. Las explotaciones - y los permisos
consecuentes para quemar el gas - aumentan en progresión geométrica en
el país. En Texas, por ejemplo, se han multiplicado por seis en 2012. De
este modo, el país más poderoso de la tierra no sólo atenta contra su
propio medio ambiente sino también contra el del conjunto del planeta. A
nadie parece preocuparle. El ansia de lucro y la falta de escrùpulos se
imponen a cualquier otra consideración.
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