Hoy hace cuarenta años que pasé la primera noche en blanco de las
no pocas de mi vida profesional (otra, más memorable aún, fue la del
23-F). Trabajaba entonces en el diario vespertino madrileño 'Informaciones' - desaparecido años más tarde - e integraba un pequeño equipo
encargado de la preparación del suplemento olímpico, que se elaboraba diariamente.
El ataque del grupo
terrorista palestino 'Septiembre Negro' hizo que el contenido deportivo
tuviera que ser sustituido por el relato del horror que se escenificó en la ciudad de Munich. Lo más complicado fue la elaboración de
la crónica general a partir de las noticias de agencia, que a lo largo
de las hioras fueron sumamente confusas e incluso contradictorias.
Alemania conoció aquel día el peor momento de su historia desde la
guerra mundial y la imagen que dejó la actuación de su ministerio del
Interior y el Gobierno en general, presidido por Willy Brandt, resultó
lamentable por su incompetencia. Todavía hoy quedan preguntas sobre
algunas oscuras cuestiones que tal vez nunca sean esclarecidas.
Por
cierto, el artículo que me encargó el redactor jefe responsable del suplemento, Antonio González y
que alcancé a ver emplanado no llegó a ser publicado. Al parecer, el
subdirector del diario, Juan Luis Cebrián, consideró que el diario sólo debía
contener una opinión sobre el ataque terrorista: la que él diera en el
editorial que escribió. En ese terreno también fue mi primera vez.
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