Tal vez, como dijo el poeta, las cosas sean "según el
color del cristal con que se miran". Eso explicaría que las encuestas de
urgencia sobre el debate televisivo de anoche den como vencedor a
Rajoy, aunque en algunos casos con escasa diferencia respecto a
Rubalcaba. Lo cierto es que si el candidato del PP hubiera tenido que
revalidar su plaza de registrador de la propiedad en
este examen lo habría suspendido de modo clamoroso. Suspendería por no
responder a cuestiones de importancia primordial y por usar
permanentemente 'chuletas' (585 veces miró sus papeles contra 48 de
Rubalcaba, según quienes se han tomado el trabajo de contabilizarlo). Si
alguien esperaba que quien - según los sondeos - será el próximo
presidente del Gobierno de España aprovechase la oportunidad para
desvelar algún aspecto de su 'agenda oculta' de medidas para combatir la
crisis esperó en vano. El candidato sabe que si lo hiciera sus
expectativas de voto caerían en picado. Su discurso, al igual que su
programa, está lleno de vaguedades deliberadas y alusiones elusivas. Ante una
situación de grave crisis económica Rajoy cree que puede ganar con el
simple recurso de echarle la culpa de ella al Gobierno del PSOE. ¿Acaso
estuvieron el resto de los países del euro, que, exceptuando a Alemania,
atraviesan por dificultades, gobernados por Rodríguez Zapatero?
Y lo peor es que seguramente está en lo cierto. Se puede ganar sin decir lo que se va a hacer cuando se gobierne. Pura democracia.
Y lo peor es que seguramente está en lo cierto. Se puede ganar sin decir lo que se va a hacer cuando se gobierne. Pura democracia.
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