30 mayo, 2011

"Franco era bueno"



Se dice que la historia la escriben siempre los vencedores, ¿pero hasta cuándo? ¿Qué le impide a la Real Academia de la Historia, coordinadora del 'Diccionario Biográfico Español', hacer -desde la perspectiva de la democracia- una semblanza realista y objetiva de un cruel dictador fallecido hace 36 años?

Afirmar, como hace el referido diccionario, que "era autoritario, pero no totalitario" o que cayó en brazos de Alemania e Italia a causa de "la hostilidad de Francia y la URSS" no es otra cosa que un intento cínico y deliberado de falsificar la realidad histórica. Franco era totalitario además de autoritario y su alianza con el Eje fascista no fue forzada ni inevitable. Se asoció con sus pares ideológicos en el rechazo simultáneo de estos a la democracia y al socialismo y en la elección de una forma de Estado que sólo puede ser calificada como totalitaria.

Entre el rechazo absoluto y la justificación cínica de una figura histórica controvertida la Real Academia de la Historia pudo haber optado por un punto medio, un tratamiento más distanciado y objetivo, pero en lugar de eso encargó la biografía a un historiador medievalista, que ha extendido su interés a la historia moderna y contemporánea, sin duda para tergiversarla, y que es miembro de la 'curiosa' Fundación Francisco Franco, presidente de la Hermandad del Valle de los Caidos y socio del Opus Dei, por si hubiera alguna duda de su filiación ideológica.

El colmo de este repugnante asunto es que la edición del Diccionario Biográfico, que ignora toda referencia a la cruel y prolongada represión franquista, ha sido financiada con fondos públicos por un importe de 6,2 millones de euros. El hecho de que esto suceda en un país que se niega a rehabilitar la memoria de los 'desaparecidos' a manos de los vencedores de la guerra civil y en el que un juez ha sido separado de su cargo y procesado por oponerse, habla por sí solo del país en el que nos encontramos. Parece que no tenemos solución. ¿Realmente no la tenemos?